No es ninguna sorpresa suponer que alimentos modificados genéticamente para hacerlos más grandes, más vistosos o estériles para controlar su producción sean fuentes cancerígenas, por lo que investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierte de posibles sustancias cancerígenas en alimentos transgénicos consumidos por la población mexicana.
En el país se consumen cada vez más productos procesados de maíz cuyo contenido de transgénicos o glifosato (sustancia señalada por sus efectos cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud) se desconoce, por lo que investigadores han comenzado a estudiar este fenómeno, dado que el gobierno no lo hace, señaló Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.
En un foro donde participaron productores con campesinos para sumar esfuerzos en el uso y conservación de la agrobiodiversidad, organizado por Semillas de Vida y la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, ambas partes dieron a conocer su experiencia con el cultivo del maíz, el uso de semillas híbridas y los cambios que observan en las siembras.
Álvarez Buylla señaló en entrevista que lo que ahora se busca saber es si los paquetes de semillas híbridas que promueve el gobierno son fuente de contaminación, y si esto sucede sería la vía de demostración de que no es posible la coexistencia de maíces tradicionales y transgénicos.
“Si se promueven los híbridos (semillas mejoradas), que no están segregados de los transgénicos, el gobierno fomenta la contaminación. Ya se demostró que el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc) tenía datos de contaminación desde 2004, antes del estudio que publicaron en 2005, el cual decía que no existía tal”, indicó.
Recordó que hace poco se dio a conocer que el Inecc poseía información (la cual se ocultó) sobre la presencia de transgénicos en varios estados, datos que van desde 2005 hasta 2013, con los que se corroboraba la existencia de maíz transgénico en los cultivos tradicionales, que deberían estar libres de las semillas que produce la industria. No se sabe por qué se ocultó dicha información.
“Esto nos obliga volver al campo y documentar todo lo que el gobierno tendría que hacer con millones de pesos que se han asignado a la Cibiogem y otras instancias que no nos responden”. Estos años han silenciado información en favor de los intereses de las empresas, por lo que “nos sentimos con la obligación de hacer estos estudios”.