Política


La Revolución Ucraniana entre la UE, EE.UU. y Rusia; ¿quién se queda con el control?

(3 de marzo, 2014).- Después de que este sábado, el Consejo de la Federación del Parlamento de Rusia aceptara unánimemente la solicitud del mandatario Vladimir Putin, sobre el envío de tropas a Ucrania para estabilizar la situación y proteger a ciudadanos rusos que conforman casi el 60 por ciento de la población en Crimea, el presidente estadounidense Barack Obama advirtió a Moscú sobre la violación la ley internacional con su incursión en Ucrania y advirtió sobre represalias por parte de Washington y sus aliados.

A su vez, la decisión de Rusia también fue tomada después de declarar ante la Organización de la Naciones Unidas (ONU) que Occidente, y en particular la Unión Europea (UE), interfiere en los asuntos internos de Ucrania, lo cual complica la crisis política en ese país.

“Vemos el esfuerzo de decidir por los ucranianos y decirles el camino a seguir, lo cual no tiene nada que ver con el respeto a la soberanía […] Vimos a políticos occidentales hablando en actos opositores y hasta marchando junto a ellos, algo muy lejos del discurso de la no injerencia que esgrimen”, advirtió el representante permanente ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, en declaraciones a la prensa luego de una sesión del Consejo de Seguridad sobre los actuales sucesos en aquella nación europea.

Para el diplomático, la UE actúa como si Ucrania fuera una provincia de ese bloque, una postura similar a la mostrada durante los disturbios que llevaron a la salida del poder del presidente democráticamente electo, Víctor Yanukóvich.

La tensión que ha generado la crisis en Ucrania, entre EE.UU., Rusia y la Unión Europea, devela que detrás de la llamada ‘revolución’ que se lleva a cabo en Ucrania, y en la que han muerto decenas de personas, se encuentran intereses que van más allá de construir un país diferente con un modelo económico y político más justo.

Ucrania es un país que vive bajo la pobreza, la corrupción, las disputas políticas étnicas y en especial por un poder geopolítico inestable de una oligarquía que apuesta por Occidente –Unión Europea y EE.UU.- o por Rusia, en función de sus intereses.

Como afirma el historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alberto Bentacourt: “Desde hace 2 mil años, Ucrania ha sido el cruce de caminos entre oriente y occidente, entre el norte y el sur, un punto de encuentro de rurikidas, eslavos, godos, magiares, visigodos, helenos, ostrogodos, tártaros y cosacos. En la actualidad, Ucrania está jaloneada por dos poderosas fuerzas: por un lado, gravita históricamente en el ámbito de la Unión Aduanera con Rusia, Bielorrusia, y Kazajstán, para formar un espacio económico común. Por otra parte, la magnetiza la firma de un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea.”

En contrapunto, explica el también catedrático de la UNAM, existe también una oligarquía en Ucrania ligada a EE.UU., liderada por hombres como Victor Pinchuk que se casó en 2002 con Olena Kuchma, la hija del entonces presidente de Ucrania, Leonid Kuchma; el cual, privatizó la industria del hierro y permitió que su yerno se volviera magnate del sector y ganara un lugar en la lista de Forbes. Pinchuk es fundador de la Yalta European Strategy, fundación ucraniana destinada a “promover la democracia” y la cual ha llevado al país a personajes como la pareja Clinton, la ex secretaría de Estado de los EE.UU., Condolezza Rice, y el ex primer ministro de Reino Unido, Tony Blair.

La situación económica en Ucrania ha obligado a más de 6.5 millones de sus habitantes a buscar trabajos para mantener a sus familias en la UE, de acuerdo a datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Esta situación de movilidad en búsqueda de una vida mejor, convierte a la UE en el “American Dream” de los ucranianos.

Sin embargo, la periodista española Olga Rodríguez, especialista en temas de Oriente Medio, asegura que es un riesgo para los ucranianos pensar que la Unión Europea será la solución a sus problemas:

“La UE nunca ha ofrecido a Ucrania un acuerdo de integración, sino un simple pacto de ‘asociación y libre comercio’. Dicha oferta, que se iba a firmar el pasado noviembre, fue finalmente rechazada por el Gobierno de Yanukóvich, lo que provocó la organización de las protestas en Kiev, convocadas por la oposición política. La oferta de la Unión Europea a Ucrania contemplaba la eliminación de aranceles y de barreras comerciales a los capitales de la UE. Iba acompañada de la promesa de ‘ayudas económicas’ a cambio de que Ucrania adoptara una serie de duras reformas dictadas por el Fondo Monetario Internacional, organismo que está obligando a países como España a bajar sueldos, aplicar recortes y eliminar o reducir ayudas y subsidios.”

Las fuerzas políticas que integran la Unión Europea han pretendido lucrar con la movilización social en Ucrania utilizando el descontento popular a su favor.

Es por ello que Jean Marie Chauvier, periodista político y ensayista belga especializada en el URSS y Rusia -explica el historiador Bentacourt- en diversas colaboraciones con Le Monde Diplomatique y otros medios, ha señalado que la Unión Europea ha alimentado las fantasías de la clase media pro occidental en Ucrania y juega con fuego al estimular a la derecha nacionalista, pero, a la larga, pagará el costo de prometer el cielo europeo. Ya hay muchos ucranios trabajando en la industria de la construcción en Alemania, en los invernaderos de Andalucía y en las redes de prostitución en varios países europeos. Alimentar la fantasía de la occidentalización está llevando a fomentar un clima xenófobo y antirruso, y sobre todo a dar alas a los herederos de la Unión de Nacionalistas de Ucrania que colaboraron con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Para Rusia, Ucrania es fundamental en el escenario geopolítico, económico y militar, pues más del 75 por ciento de las exportaciones de gas ruso van destinadas a países de la Unión Europea, y de ellas, más de la mitad pasan por territorio ucraniano. También la ex república soviética es un importante territorio militar que permite a Moscú tener acceso al mar a través de la península de Crimea, donde se encuentra la base militar de la flota rusa en el Mar Negro. Además es claro que hay un sentimiento de pertenencia histórica por parte de Rusia pues durante muchísimos años Crimea fue también su territorio, por ello no es extraño que durante la celebración del 1025 aniversario de la cristianización de los pueblos de Rusia, Vladimir Putin hay pronunciado un discurso donde señaló que los pueblos ruso, ucraniano y bieloruruso, son un pueblo único.

Al parecer con la llamada ‘revolución’ ucraniana, se busca una simple trasferencia de poder oligárquico, político y militar, un reacomodo en el escenario de los imperios mundiales.

El guion quirúrgicamente escrito de antemano, intenta arrebatarle a Rusia puntos estratégicos, para establecer un control desde la UE y EE.UU. con el mecanismo que ha quebrantado tantas soberanías en los últimos años llamado Fondo Monetario Internacional.

Por el momento el pueblo de Ucrania se encuentra en medio de estas fuerzas que tensan el clima de paz en la región y cuyos objetivos son diametralmente opuestos a los intereses de la mayoría.

3 marzo, 2014
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