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Las citas a las que nunca llegó Osbaldo Esquivel Lucatero

Rodrigo Caballero/ @RodCaballero

Morelia, Michoacán. Dos días después de su asesinato, Osbaldo Esquivel Lucatero, tenía una cita a la que nunca llegó, un grupo de estudiantes le había pedido audiencia para hablarle de las Jornadas de Periodismo.

Lo más que podía ofrecer como legislador de la Comisión de Cultura del Congreso eran apoyos para pasajes de los conferencistas que llegarían a la ciudad; no había dinero, eran “tiempos de austeridad” de la mano del gobernador interino Jesús Reyna García.

La audiencia se las habían programado con una semana de anticipación, según sus propios asistentes, era uno de los diputados que más apretada tenía la agenda y fue precisamente en otra cita con un periodista en la que perdería la vida.

Debajo del puente vehicular de la Salida a Pátzcuaro, Lucatero se reunía con el periodista Pablo Madrid Rojas para un asunto que nunca quedó aclarado. Era la tarde del miércoles 11 de septiembre de 2013, cuando sujetos armados con palos y machetes se estacionaron junto a su camioneta.

Con amenazas, los hombres bajaron al diputado Osbaldo, a su hermano y al periodista de su camioneta y los obligaron a ponerse boca abajo sobre el pavimento. Ya en el suelo los golpearon y les clavaron los machetes por todo el cuerpo, como se llevaron objetos de valor, las autoridades lo investigaron como un robo.

El diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) sería el más herido, su hermano llamó a los servicios de emergencia y fue trasladado al hospital Star Médica de la capital michoacana. Horas más tarde se reportó su deceso.

Al día siguiente los estudiantes supieron del asesinato y su cita con el presidente de la Comisión de Cultura se esfumó, también se esfumaría una de sus compañeras de la universidad, la hija del legislador jamás regresaría al salón de clases después del homenaje póstumo a su padre en el Congreso del Estado.

Las amenazas contra Lucatero y su familia habían llegado tras denunciar en varias ocasiones la gravedad de los enfrentamientos entre miembros de las recién nacidas autodefensas y el cártel de los Caballeros Templarios.

Además, Lucatero, quien era de Coalcomán una zona serrana entre la Tierra Caliente y la Costa Michoacana, denunciaba ante medios de comunicación y en sus intervenciones en el estrado la cantidad de extorsiones y secuestros en su región de origen.

Antes de morir acudió a una cita con el grupo parlamentario del PRD y la semana siguiente viajaría a Coalcomán para visitar el distrito que representaba. Su familia reprochó siempre a los ex-gobernadores Jesús Reyna y Fausto Vallejo haber hecho “caso omiso” de las denuncias y las amenazas en contra de Osbaldo Esquivel.

En 2011, cuando la ex-candidata del Partido Acción Nacional (PAN), Luisa María Calderón Hinojosa, visitó la universidad, esta fue confrontada por la hija del legislador puesto que -en el gobierno del ex-presidente Felipe Calderón- habían arrestado a su padre por supuestos vínculos con el crimen organizado derivado del llamado Michoacanazo.

“Si usted va a actuar de la misma forma que su hermano en el gobierno no queremos votar por usted” reclamó la joven frente a todos los estudiantes del plantel. Tras el asesinato de Lucatero su familia desapareció de la escena pública.

La Procuraduría de Justicia del Estado (PGJE) atrajo las investigaciones del asesinato y cuatro días después mandó llamar al periodista Pablo Madrid Rojas para realizar la reconstrucción de los hechos. Madrid nunca llegaría a la cita.

En una curva de la carretera Morelia-Uruapan un mustang rojo invadió el carril contrario y embistió el pequeño March del reportero matándolo al instante. Con la muerte del periodista de la Tierra Caliente, la procuraduría dio carpetazo a las investigaciones del asesinato del diputado perredista.

Jesús Zambrano, entonces líder perredista a nivel nacional, condenó al Gobierno del Estado y al Gobierno Federal por no poder recuperar el control sobre esta región michoacana.

“Debo decir que el diputado Esquivel señaló directamente desde hace varias semanas al gobernador del Estado, Jesús Reyna, que debería poner más atención a los asuntos de seguridad en esa región, de que él mismo debería, ante las amenazas que había recibido, tener seguridad personal” aseguró Zambrano.

A decir del dirigente perredista, Jesús Reyna, hoy preso en el penal del Altiplano por vínculos con Servando Gómez Martínez alias ‘La Tuta’, escuchó las denuncias de Osbaldo Esquivel y le dijo “lo vamos a ver”. El ex–gobernador entonces le propuso una cita para revisar el asunto, una cita a la que ninguno de los dos llegaría.

12 septiembre, 2015
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