Foto: Getty Images
(14 de abril, 2014).- El poliamor o las relaciones abiertas son una opción cada vez más popular entre las parejas. Tengo una muy buena amiga que practica este tipo de acuerdo desde hace años y a mí este tema me produce mucha curiosidad y respeto.
Lo que ella hace es acordar con sus parejas que pueden tener relaciones con otras personas, no hay un acuerdo de exclusividad aunque, en su caso, prefiere no saber detalles de las andaduras de su chico. Otras parejas abiertas sí que establecen el contarse todo acerca de las “parejas secundarias”.
Ella dice que de esa manera sabe que los momentos en los que está con su chico son sinceros y de calidad, porque ambos deciden estar en ese momento juntos y no con otra persona. También asegura que, al final, tienen menos relaciones extrapareja que los que tendrían en una relación cerrada.
Ella es muy feliz y su pareja también, así que no hay más que hablar. En mi opinión es una opción inteligente y con sentido pero siempre que realmente pienses así y no lo hagas por miedo a perder a tu pareja u otras razones equivocadas, en cuyo caso creo que se puede sufrir mucho.
Y es que en nuestra cultura nos han dicho de toda la vida que las parejas deben ser fieles hasta la muerte, claro que eso lo decían cuando la esperanza de vida era de 50 años, ahora que es de 80 es algo más complicado. Pero esa idea de que la exclusividad va ligada a la felicidad y, sobre todo, al amor, la tenemos tan metida en la cabeza que a veces nos cuesta pensar con claridad.
Considero un ejercicio esencial el poner en duda todo lo que creemos, porque muchas creencias culturales provienen de épocas en las que las necesidades económicas o sociales eran otras y se tuvieron que crear unas normas para controlar la propiedad privada, la población, la conducta… Pero, ¿ahora qué sentido tienen?
Y yo me pregunto, por ejemplo, ¿ponemos la mano en el fuego por todas las parejas abiertas o las que provienen de culturas no monógamas asegurando que ellos no sienten amor? No creo que nadie se atreva a responder a eso afirmativamente. En cambio, estas parejas abiertas son unas incomprendidas, se enfrentan a críticas y a que la gente ajena a la relación dude de sus sentimientos, buena fé o hasta estado mental. Que les dará igual imagino… pero tiene narices.
Ojalá llegue un momento en el que cada uno pueda tener la relación que quiera, bajo los términos que decidan los miembros de la pareja y con quién o quienes le dé la gana.
Fuente: doctissimo.es
