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Las sorprendentes desventajas de ser demasiado bello

 

BBC / Foto: Getty Images

¿Ser bello tiene un precio?

¿Se puede ser demasiado hermoso? Aquellos con la suerte de tener unas facciones simétricas y una figura llamativa, ¿viven en una nube de halagos? ¿O deben pagar un precio por ello?

Seguramente es un problema que difícilmente tendremos que enfrentar muchos de nosotros. En todo caso, quizá podríamos soñar con ello.

Sin embargo, el tema de las bendiciones y las maldiciones de la belleza despierta mucho interés en la comunidad científica, sobre todo entre los psicólogos.

Es el caso de los psicólogos sociales Lisa Slattery Walker y Tonya Frevert, de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), quienes analizaron todas la evidencias recabadas hasta la fecha por diversos estudios. Sus conclusiones seguramente no son las que esperarías.

En el plano más superficial, se podría pensar que la belleza provee de una especie de halo.

Cuando vemos a alguien físicamente agraciado, nuestro subconsciente, por asociación, asume que también ha sido bendecido en otros aspectos. “Es una de las muchas características asociadas al estatus que podemos identificar en las primeras interacciones con una persona”, dice Walker.

Bello y bueno

Los psicólogos llaman a esto la heurística de “lo que es bello es bueno”, pero los fans de la serie 30 Rock identificarán el fenómeno como “la burbuja”. El personaje que interpreta el actor Jon Hamm es un incompetente y aun así se las arregla para vivir en un feliz autoengaño gracias a su buen aspecto. Como médico ni siquiera puede llevar a cabo la maniobra de Heimlich o la compresión abdominal, un procedimiento de primeros auxilios, pero logró graduarse echando mano de su encanto natural.

En el lugar de trabajo, tu rostro puede ser un tesoro.

De acuerdo a la evidencia disponible, esa “burbuja” es una realidad.

En lo que respecta a la educación, Walker y Frevert encontraron una gran cantidad de investigaciones que demuestran que los profesores tienden a asumir que los estudiantes guapos, tanto en el colegio como en la universidad, son más competentes e inteligentes. Y esto se refleja en las notas que les adjudican.

Es más, la influencia de la “burbuja” crece con los años. “Existe un efecto acumulativo”, explica Frevert. “Ganas confianza en ti mismo, piensas más en positivo y tienes más oportunidades de demostrar cuán competente eres”.

En el lugar de trabajo tu rostro puede ser tu tesoro. Cuando todo lo demás ya se ha tomado en cuenta, los atractivos suelen ganar más dinero y alcanzar puestos de mayor responsabilidad que aquellos que son considerados poco agraciados físicamente.

Un estudio llevado a cabo con graduados de maestría concluyó que los más atractivos del grupo ganaban entre 10 y 15% más dinero que el resto, lo que suponía US$230.000 más durante toda la vida laboral.

“(Ser bello) te confiere ventajas durante toda la vida, desde el colegio hasta el lugar de trabajo”, dice Walker.

Incluso en los tribunales, una apariencia agradable puede resultar mágica. Es probable que un acusado atractivo obtenga una sentencia más leve o que incluso logre no ser condenado.

A su vez, los demandantes hermosos tienen más probabilidades de ganar el caso y de conseguir acuerdos monetarios más favorables. “Es un efecto generalizado”, asegura Walker.

¿También ellas?

Pero aunque la belleza juegue a favor en la mayoría de las circunstancias, aún hay situaciones en las que puede ser contraproducente.

Mientras los hombres atractivos suelen considerarse mejores líderes, los prejuicios sexistas juegan en contra de las mujeres bellas, haciendo que sean menos deseables para puestos de gran responsabilidad y que requieran autoridad.

Asimismo, varios estudios concluyeron que en una gran proporción en los procesos de selección el entrevistador tiende a no contratar a personas que considera más atractivas que él mismo.

Ser bello también podría afectar en un tema más delicado: el cuidado médico.

La tendencia a relacionar el buen aspecto con el estar sano lleva a que muchas veces se tome menos en serio la enfermedad cuando el paciente es hermoso. Según varias investigaciones, los médicos suelen tener menos cuidado con los pacientes atractivos cuando estos han acudido a ellos por dolores.

Los bellos también se sienten solos

Además, la burbuja de la belleza puede ser un lugar solitario.

En ese sentido, un estudio de 1975 descubrió que la gente tendía a alejarse más al cruzarse con una mujer bella en la acera que con una menos atractiva, haciendo la interacción más distante.

Una mujer hermosa mira a través de una ventana
Ser bello no es un pasaporte directo a la felicidad.

“El atractivo puede transmitir más poder en un espacio visible, pero a su vez puede hacer que los demás sientan que no pueden acercarse”, dice Frevert.

En la misma línea, el sitio para buscar parejas en internet OK Cupid recientemente informó que los usuarios con fotografías impecablemente bellas en su perfil tienen menos posibilidades de conseguir citas que aquellos que cuelgan fotos más curiosas y menos perfectas; quizá porque los demás se sienten menos intimidados.

Así que, como habrás podido adivinar, ser bello no es un pasaporte directo a la felicidad, aunque ayuda.

Frevert y Walker hacen hincapié en que, sus influencias en varios aspectos, como la concepción misma de la belleza, son superficiales y no están, de ninguna manera, arraigadas en nuestra biología.

“Tenemos todo un conjunto de ideales culturales sobre la belleza que nos permite decir si alguien es atractivo o no, y asociamos esos mismos patrones a las capacidades de cada quien”, dice Walker.

De hecho, se podría disminuir el impacto del “efecto burbuja” fácilmente. Los departamentos de recursos humanos podrían facilitar más información sobre los logros del candidato antes de las entrevistas de trabajo, por ejemplo.

En última instancia, Frevert señala que preocuparse demasiado por la apariencia física podría ser contraproducente si ello implicara más estrés y ansiedad. “Si estás obsesionado con el atractivo, eso puede alterar tus experiencias e interacciones”, dice la psicóloga.

Es un cliché, pero la belleza no compensa una mala personalidad. O como la escritora Dorothy Parker dijo, más elegantemente: “La belleza tiene la profundidad de la piel, pero la fealdad toca el hueso”.

13 marzo, 2015
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