Los inminentes efectos que jamás podrán justificarse con criterios económicos.
El fracking, también llamado como fracturación hidráulica, es el procedimiento basado en la inyección a presión de agua y químicos en pozos perforados. Es usado para agrandar fracturas terrenales y así facilitar la extracción tanto de gas shale como de petróleo.
Este procedimiento intrusivo ha afectado tanto en el medio ambiente como a numerosos grupos sociales. Expertos de la Alianza Mexicana contra el Fracking han enumerado algunos de los grandes perjuicios de esta práctica como un recordatorio sobre porqué no debe permitirse:
Impacto en el agua: Dado que se hace uso de grandes cantidades de agua (entre nueve y 29 millones de litros de agua), el fracking provoca la contaminación de aguas residuales, las cuales pueden activar fallas que ocasionan actividad sísmica hasta en regiones consideradas aisladas. Sin mencionar el despojo territorial para la exploración y extracción del petróleo, ya que en un año un pozo puede estar dando la mitad de lo que originalmente daba produciendo la búsqueda en una nueva inversión.
Cambio climático: el impacto negativo de este procedimiento induce a la erosión del suelo, a la contaminación ambiental y así del cambio climático. Las fugas de gas metano cuentan con 25 veces más potencia como gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono; y en consecuencia de la contaminación genera afectaciones a la salud como problemas respiratorios e incluso cáncer.
Sismos: está documentado cómo en las zonas donde se aplica el Fracking se generan, casi siempre, inéditos temblores en la zona.
El fracking está generando desgastes tanto en los minerales de la tierra como en los sistemas acuíferos subterráneos, teniendo costos altos en la sociedad y en el medio ambiente.