“¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos, dónde están?”, fue el grito de reclamo que acompañó la marcha este viernes de las madres en busca de sus hijos desaparecidos, misma que iniciara con una parada ante la 21 Zona Militar en esta capital, donde los familiares de víctimas recordaron que el Ejército Mexicano es la principal corporación en el país acusada de desapariciones forzadas.
“¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”. La VIII Marcha por la Dignidad Nacional replicó con este inicio en Morelia, una acción simultánea realizada por 43 colectivos en varios estados del país y coordinada en esta capital por el Colectivo de Familiares de Detenidos Desaparecidos de México “Alzando Voces” (Coffadem).
Con los rostros de sus familiares al pecho, el contingente demanda ante la sede militar la rápida instalación del comité estatal de búsqueda en todas las entidades, además de pronunciarse por abrir cuarteles y otros centros de detención a la indagación de organismos internacionales y exigir que la recién creada Guardia Nacional se apegue a protocolos de defensa y protección de derechos humanos, toda vez que la mayoría de sus elementos son militares.
“¡Presentación con vida y castigo a los culpables!”, otro de los reclamos de las madres que este día, lejos de un ánimo festivo o consumista, marcharon, otra vez más, para preguntar por la suerte de sus desaparecidos. Las rejas cerradas con militares atrás apostados, era el escenario mientras los discursos aludían a la carencia de protocolos de búsqueda, a una investigación inmediata sin esperar 72 horas, a garantizar justicia y seguridad para las familias de migrantes desaparecidos y “regresar la identidad” a más de 26 mil personas que permanecen sin identificar, de un inventario cruento que habla ya de más de 40 mil desaparecidos en el país.
“Mínima voluntad política”, piden desde el micrófono a las autoridades federales y del estado, para dejar la impunidad y detener un fenómeno que, se dice, continúa con el actual régimen, no ha cesado. Los militares observan desde atrás de la reja, los policías estatales toman imágenes, fotos, registran a los que hablan.
“Las madres ya no lloran, ahora luchan”, reza el lema en una de las mantas que encabezan al contingente, formado en su mayoría por mujeres, jóvenes, maduras, todas decididas a seguir caminando en esta indagatoria sobre 309 casos en Michoacán que ha cobijado la Coffadem, todos registrados desde el año 2010 hasta el 2018, no porque sean los únicos, sino porque la organización, dice una de sus voceras, “ya no puede atender más, de acuerdo a nuestra capacidad”.
Después de permanecer ante la sede militar, las madres vuelven a la marcha, enfilada hacia el primer cuadro de la ciudad, donde ante el Congreso del Estado hacen otra parada no sin dejar de orear el clásico estribillo, “¡En este edificio, hay gente sin oficio!”, que rebota contra las puertas cerradas de la sede legislativa.
“¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, expresan los rostros en el breve plantón con el que concluyen la movilización mientras a su lado transcurre la vida aparentemente normal, de madres con flores en sus manos, collares y adornos en su regazo, no con las imágenes que estas madres llevan colgadas y han llevado por años bajo el mismo reclamo: “¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos, dónde están?”.