Un 50 por ciento del maíz para consumo nacional, 16.5 millones de toneladas, fue importado por el gobierno mexicano hasta el pasado mes de febrero, lo que representa el grado de dependencia alimentaria del país y que obliga a replantear la política en materia agropecuaria y de producción de alimento, consideró Blanca Piña Gudiño, candidata al Senado por la primera fórmula de la coalición Juntos Haremos Historia.
Al participar en el foro sobre el campo realizado en esta capital, Piña indicó que dentro del Tratado de Libre Comercio y su renegociación, se buscará desde el Senado eliminar el capítulo agropecuario, ya que, dijo, no ha beneficiado a los productores nacionales y ha impuesto modelos para la exportación, al igual que ha impactado en la disminución del presupuesto hacia la producción de alimentos básicos.
Desde 1991, señaló, inició la crisis en el campo con la reforma agraria y se ha prolongado hasta el establecimiento del TLC, que “masificó la importación de granos básicos como el maís, arroz y trigo, entre otros”.
El acuerdo comercial con los Estados Unidos y Canadá, dijo, generó otros impactos como la pérdida de la soberanía alimentaria, desaparición de apoyos para el pequeño productor, además de efectos hacia el medio ambiente como la contaminación de tierras, lagos y ríos.
En los últimos cinco años, se ha registrado una disminución gradual “de al menos tres mil millones de pesos para el presupuesto de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa)”, que requiere revertirse además de cambiar el rumbo en el agro nacional con la participación de los productores.
