Hace un tiempo un grupo de activistas encontraron a un Pitbull tirado cerca de una carretera, estaba casi agonizante, había sufrido mucho, tenía graves lesiones en la columna vertebral y no podía mover sus patas traseras.
El lamentable estado en el que se encontraba provocaron sufrimiento en los veterinarios que lo atendieron, pero hicieron todo lo posible por salvarlo, le practicaron una operación y hoy se encuentra en rehabilitación, en sesiones de hidroterapia, pudiendo recuperar en parte su movilidad, aunque necesitará una silla de ruedas, ya que nunca más podrá caminar por si mismo.
Las graves lesiones provocadas al pitbull fueron producto del intenso maltrato al que fue sometido por no querer pelear contra otro perro en peleas de perros, organizadas por grupos delincuenciales, a decir por la activista y defensora de los derechos de los animales, Danae Lima.
El maltrato animal comprende una gama de comportamientos que causan dolor innecesario o estrés al animal, esto abarca desde la negligencia en los cuidados básicos, hasta asesinato malicioso.
México ocupa el tercer lugar en crueldad hacia los animales, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al mismo tiempo, son los perros quienes se posicionan como los que padecen con mayor frecuencia, la violencia; el país cuenta con 18 millones de perros, de los cuales solamente 30 % tiene dueño, el 70% restante vive en las calles, ya sea por motivo de abandono de los humanos, o porque nació en ellas.
Según la diputada Merilyn Gómez Pozos, “en el país millones de mascotas sufren maltrato por golpes, abandono y mala alimentación, entre otros abusos, acciones que deben ser equiparables con los delitos de violación, tortura, lesiones, homicidio y abandono, mentalizarnos desde este enfoque, ayudaría a especificar las diferentes sanciones que correspondan a cada acto, dependiendo del nivel de gravedad”.
Al mismo tiempo explicó que México, aún no se cuenta con una legislación clara, a nivel nacional, que garantice su protección, ya que la sociedad ha minimizado en problema, olvidando la importancia de inculcar el cuidado de los animales, principalmente entre niños y jóvenes ya que la violencia contra las mascotas u otros animales no debe ser tolerada como no lo es contra los seres humanos.
“Hablar sobre legislación, con respecto al maltrato animal, es un tema que pocos analizan, proponen y sobre el cual discuten, ya sea porque no tienen el humanismo suficiente para abordarlo, por su apatía o por temor a ser tachados como individuos que hablan o voltean a ver rubros ‘livianos’, sin importancia, lo cual es lamentable porque se pone un límite al humanismo y peligroso, porque, en la mayoría de los casos, un homicida inicialmente comienza matando y torturando animales cuando es un infante, pero como en muchas ocasiones, dañar a un animal es considerado ‘poca cosa’, ahí están las consecuencias”, asegura el psiquiatra Jorge Montesinos, quien ha realizado perfiles criminalistas de homicidas.
Al restarle importancia al tema de la protección animal a nivel jurídico, “se evidencia, el especismo que ejerce el ser humano, al mantener la idea de superioridad, con respecto al resto de las especie, lo cual también conlleva a la discriminación moral y finalmente a actos de crueldad, primer alerta de una patología que incluye la violencia hacia los propios seres humanos”, asegura Lima.
“Lamentablemente el país carece de una educación humanitaria, la cual está sociológicamente comprobado, que de darse a temprana edad, no solamente contribuye a un crecimiento más sano, sino también a una mayor estabilidad mental, en el respeto hacia las personas, los animales y el medio ambiente, y a reconocer la interdependencia de todos los seres vivos. Dicha educación fomenta una sociedad compasiva, con un sentido de responsabilidad personal por parte de los individuos, ya que al carecer de ésta, es como se crean los vínculos entre el abuso animal y humano”, argumenta Lima.
Según la activista, “la crueldad hacia los animales por parte de los seres humanos, es una de las acciones más generadas por una sociedad, provocando así la contaminación moral. La carencia de ésta ha sido motivo de grandes actos de violencia por parte de miles de mexicanos; psicólogos, pedagogos, maestros, y sociólogos han dado muestra de la importancia trascendental de la educación humanitaria, materia que no ha sido explorada a profundidad a pesar de los casos documentados, estudios de criminales o adolescentes delincuentes, que han evidenciado la relación de la crueldad con los animales y la criminalidad en sociedad”.
Fue en hasta 2010 cuando el Distrito Federal, se convirtió en la primera región de todo México, en criminalizar el maltrato animal estableciendo un cambio en el código penal del Distrito Federal en su artículo 350 BIS y 350 TER, sustentado en la declaración universal de los derechos de los animales aprobado por la ONU y la Unesco.
“Hoy en día podemos decir que con la creación de reformas a la ley de protección animal para el Distrito Federal se ha hecho justicia a aquellos seres vulnerables que han sido degradados y humillados, por parte de los que se dicen pertenecer a una especie pensante. así, en la actualidad podemos calificar a esto como una pequeña batalla ganada, ya que por fin se le puede aplicar la ley a quien abuse de un animal, provocando su sufrimiento y agonía, con un encarcelamiento de seis meses hasta cuatro años”, afirma la zoóloga Dalia Contreras.
La zoóloga, afirma que un primer paso para que exista justicia y protección a los animales es dejar de sorprendernos y tomarlo como un hecho “curioso”, el que un animal pueda obtener un amparo que dé paso a la posibilidad de salvar su vida, además de ello se necesita de manera urgente una educación humanitaria inculcarnos sólo desde el seno familiar, sino también a los actores políticos que tienen en sus manos la capacidad de otorgar mejores condiciones de vida, a través de la justicia, que sean ellos quienes tenga una conciencia de amor por la vida de esos otros entes vulnerables, reflejándose en las reformas a cada código penal de cada estado, para que los agresores que ataquen a los animales reciban no sólo una sanción económica, sino que puedan ser detenidos y se les prive de su libertad.
Colima, Guanajuato, Puebla, Jalisco, San Luis Potosí, Nayarit, Veracruz, Michoacán, Chihuahua, Yucatán y Quintana Roo, son entidades que también ha transformado sus códigos a fin que materia jurídica el maltrato animal se pueda humanizar, es decir, darle a los hechos y por lo tanto a las sanciones, el mismo peso e importancia ya una sentencia en contra de un criminal o delincuente social.
La Asociación Gente por la Defensa Animal enlista los campos que abarca el maltrato animal.
– Experimentación animal
– Maltrato institucionalizado como las corridas de toros y las peleas de gallos
– Posesión ilegal de animales exóticos
– Tráfico de animales
– Maltrato y falta de protección a los animales de consumo
– Maltrato y abuso de animales domésticos
Los Derechos de los animales, aunque no han podido ser del todo un mecanismo de protección, sí han servido en gran cantidad de ocasiones, como paliativos a quienes no se les permitió un trato digno, así de algún modo, contribuyen según las presiones constantes de los activistas, a disminuir el número de animales que son tratados cruelmente.
“El maltrato no solamente se reduce al que comete un delincuente (porque lo es, cuando lleva a cabo el delito de violencia contra un animal); año con año, miles de animales son mutilados, intoxicados, electrocutados y quemados en experimentos. Los argumentos se basan en que vale la pena e sacrificio en nombre de la ciencia, pero la realidad, es que la mayoría se producen en la industria bélica y cosmética”, asegura Contreras.
Además afirma que, en los laboratorios farmacéuticos, los experimentos con animales producen más daños que beneficios, ya que un sinnúmero de medicamentos que salieron a la venta después de haber sido probados en animales, provocan enfermedades y malformaciones en los seres humanos, debido a las grandes diferencias de organismos.
Otras formas de crueldad hacia los animales se encuentran en mantenerlos en instalaciones indebidas desde el punto de vista higiénico-sanitario o inadecuadas para la practica de los cuidados y la atención necesarios de acuerdo con sus necesidades etnológicas, según raza y especie; practicarles mutilaciones; hacer donación de los mismos como premio; venderlos a laboratorios; venderlos a menores y a incapacitados sin la autorización de quienes tengan su patria potestad o custodia; ejercer su venta ambulante; suministrarles alimentos que contengan sustancias que puedan causarles sufrimientos o daños innecesarios.
Y finalmente y el peor de los tratos, según expertos, es humanizar al animal, ya que se le despoja de su instinto natural, y debilita su conducta, que derivan en un constante estrés.