Según datos de Unicef, en México, actualmente, más de 3 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 17 años realiza un trabajo; 4 de cada 1o no reciben remuneración por ese trabajo. Las zonas rurales concentran la mayor cantidad de niños trabajadores.
Aproximadamente el 24 por ciento de los trabajadores infantiles se concentra en el Estado de México, Jalisco y Puebla, mientras que un 52.6 por ciento se reparte entre esos estados y Michoacán, Oaxaca, Guanajuato y Veracruz.
La narcoesclavitud en México
La guerra contra las drogas de la administración de Felipe Calderón dejó una variante más de la esclavitud infantil: La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) calcula que existen alrededor de 30 mil niños esclavos del narcotráfico. Estos niños sin víctimas de explotación sexual y de trata, pero el giro lo dio la privación de la libertad para convertirlos en “halcones”, sicarios, o ser utilizados en la cosecha de marihuana y en los laboratorios de metanfetaminas.
“A partir de 2007 cuando el Estado mexicano se confronta con grupos criminales, cuando hay una confrontación militar y hay uso de armas, municiones y se requiere de más gente, se da el reclutamiento forzado de adolescentes. Nosotros tenemos como cifra muy conservadora que para 2011 había entre 25 mil y 30 mil niños y adolescentes dentro de lo que llamamos la ‘narco explotación’, pero es sólo un cálculo en base a las cifras que hay disponibles del número de adolescentes detenidos por portación de armas de uso exclusivo del Ejército o daños contra la salud”, dijo Juan Martín Pérez García, director de la REDIM.
El propio gobierno calderonista hizo famoso a “El Ponchis”, también conocido como el niño sicario, que tanto por gobierno como por medios de comunicación fue linchado por su participación en el desmembramiento de cuerpos. En sus declaraciones, el infante dijo haber sido drogado y obligado a cometer los ilícitos, sin embargo eso no fue suficiente para salvarlo del escarnio público.
Otro caso que resaltó el director de la REDIM fue el recrudecimiento de la desaparición de jovencitas en el país en el 2013. El doctor José Manuel Mireles, portavoz de las autodefensas michoacanas, denunció el modus operandi de los Caballeros Templarios, que secuestraban mujeres y adolescentes y niñas para satisfacer sus deseos sexuales. La explotación sexual de menores de edad fue algo recurrente en la región hasta el alzamiento de los grupos de autodefensa.
Juan Martín Pérez García hizo énfasis en que se requiere un diagnóstico nacional sobre las diversas formas de violencia en contra de la infancia que detalle regiones y características para encontrar posibles patrones.
Pero el gobierno ha limitado su trabajo a operativos; la legislación aún presenta huecos y sigue sin erradicarse la explotación infantil. A lo anterior se suma la pobreza que cada vez afecta a más familias, y que aumenta los índices delictivos y fomenta la reaparición de crímenes de alto y bajo impacto.
“Nos hace falta un sistema de información integrado sobre infancia que nos ayude a entender qué relación tiene la desaparición de un adolescente en una región, si hay presencia del crimen organizado y un sistema nacional de garantía que permita que las acciones del gobierno estén articuladas”, dijo el director de la REDIM.
La muerte del niño activista
Fue un 16 de abril, pero de 1995, cuando Iqbal Masih fue asesinado mientras pedaleaba sobre su bicicleta. Iqbal fue un activista en contra de la explotación de los niños en Pakistán. Él mismo fue víctima de la explotación laboral desde los cuatro años de edad. Murió cuando apenas tenía 12.
Su nombre puede resultar conocido para muy pocos, no así lo que se celebra desde el 16 de abril de 1997, dos años después de su muerte: el Día Internacional Contra la Esclavitud Infantil.
Las cifras a nivel mundial son alarmantes: en América Latina, uno de cada cinco niños entre los 5 y 14 años trabaja diariamente. Para África y Asia los números aumentan: 1 de cada 3 y 1 de cada 2, respectivamente. De los niños que viven en pobreza, 50 por ciento trabaja como esclavo a cambio de comida, haciendo mano de obra gratuita en las calles, talleres o el campo.
Las formas más comunes de esclavitud infantil son la trata infantil, la explotación sexual con fines comerciales, el trabajo forzoso por endeudamiento, trabajo forzoso en mina, trabajo forzoso en agricultura, niños soldados/combatientes, matrimonio infantil forzoso y esclavitud doméstica.