Para que el sector femenino se vea representado en la sociedad, no bastan los decretos impuestos a los partidos en los que se obliga que el 50% de las candidaturas deban ser para mujeres, es necesario que sean formadas en cultura, educación y desarrollo integral, aseveró la activista Rubí de María Gómez Campos.
Remarcó que existe la necesidad de cambiar la forma de hacer política, “inventar otras formas, porque los seres humanos hemos hecho otras cosas y actualmente las actividades públicas están determinadas por una mirada masculina donde los valores se identifican con la masculinidad”.
Es la primera ocasión en que el Instituto Nacional Electoral (INE) impuso a todos los partidos que debe haber paridad vertical y horizontal en todos los puestos de elección popular, tanto por voto directo como por elecciones plurinominales.
En Michoacán serán 56 municipios destinados a candidatas mujeres para la presidencia municipal, y en los municipios donde encabece un hombre, la primera regiduría será reservada para una mujer, de acuerdo a la legislación establecida por los órganos electorales para garantizar la inclusión femenina.
Sin embargo, ha sido notoria la ausencia de cuadros femeninos para postular candidatas, la mayaría de los partidos siempre había privilegiado al género masculino, hoy que se ordenó la inclusión por igual se ha notado el vacio histórico del género femenino en las planillas políticas.
Por ello, la filosofa reflexionó que es necesario establecer medidas para lograr la paridad integral, “si esta inclusión en los partidos no se acompaña de otras medidas como desarrollo cultural, el desarrollo humano y la educación, esto no se termina de entender”.
Reconoció que la representación de las mujeres es importante, pero siempre deben ir encaminadas a encontrar la igualdad social, por eso estamos en la antesala de un cambio donde hombres y mujeres deben tener una conciencia crítica del tema.
Por ello es importante valorar qué se debe hacer para incentivar la participación de las mujeres en la política, es crear espacios de apoyo, modificar las formas de organización y escuchar las necesidades propias de nuestro género.
De acuerdo con la académica del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) se dice que las mujeres muchas veces no quieren el poder, pero ellas asumen una gran responsabilidad que las limita en tiempo para poder hacer otro tipo de trabajo, eso es lo que está limitando la participación de ellas.