“No te preocupes, no me va pasar nada”, confió María a su esposo esa mañana de miércoles cuando él se disponía ir a trabajar. En la víspera Fernando, su hijo, había llegado tomado y siguió bebiendo hasta que se quedó dormido en su cuarto.
Habían tenido un altercado el martes, cuando Fernando, de 37 años de edad, le pidió a su padre dinero para comprarse un playstation, y él le cuestionó cómo un hombre de su edad pedía eso. Fernando se abalanzó sobre su padre de 80 años –que estaba de espaldas- y empezó a golpearlo, luego paró, se fue y regresó en la noche ya tomado, con dos caguamas de cerveza en una bolsa y otra más en la mano.
Por eso la mañana de ese dos de diciembre María buscó tranquilizar a su marido antes de salir a trabajar, ambos estaban preocupados por el carácter violento de su hijo quien, ya había protagonizado episodios de agresiones contra ellos. La mayor ira la descargaba contra María de 76 años, a quien responsabilizaba de su propia separación en 2019.
María era enfermera retirada, su esposo es doctor y sigue trabajando. A Fernando lo adoptaron cuando tenía diez años de edad; la pareja había tenido dos hijos más, pero fallecieron.
La Sala 1 del Palacio de Justicia “José María Morelos”, albergó este martes la audiencia para la vinculación a proceso de Fernando por el feminicidio de su madre María. En el lugar, sólo los reporteros y la secretaría de Sala estuvieron presentes, juez, imputado, fiscales, defensa, víctima indirecta y asesor victimal participaron de manera virtual, debido a la contingencia sanitaria.
Los detalles de lo ocurrido se conocen cuando los fiscales hablan para motivar la solicitud de vinculación a proceso por el delito de feminicidio; la causa penal quedó registrada bajo el número 1904/2020.
Fernando obtuvo su carta de pasante en Medicina, sin embargo no logró tener nunca un trabajo estable debido a su alcoholismo. A los 18 años se casó y tuvo dos hijos, sin embargo la relación con su esposa fue inestable; Amalia sufrió agresiones verbales y físicas de Fernando a quien califica como violento y bipolar, adicto al alcohol y a jugar playstation, por lo que finalmente acabó por separarse de él.
Debido a su condición, sus padres buscaron ingresar a Fernando al Siquiátrico, pero no lo aceptaron bajo el argumento de que no recibían alcohólicos. Fue entonces que lo metieron a un anexo del que salió en junio de 2019; a partir de ahí retornó a vivir con sus padres, pues Amalia rechazó volver con él.
En mayo pasado Fernando golpeó a sus padres y los corrió de su casa, pero finalmente permanecieron juntos. Cuenta el vigilante del Fraccionamiento en donde viven –en Jesús del Monte-, que un día hubo un altercado y que él acudió al inmueble, vio salir a María corriendo, mientras Fernando lo encaró a él amenazándolo por meterse en lo que no le importaba.
Los capítulos de violencia abundan, Rosalinda hermana de María, narra cómo un día que la visitó notó que tenía moretones en las manos y arañazos en el cuello. María le comentó que las lesiones se las había producido su hijo.
El dos de diciembre María se quedó sola en la casa con su hijo, su marido sugirió que lo acompañara al trabajo pero ella le dijo que no se preocupara, que no le iba a pasar nada. Pero no fue así.
La pareja estuvo comunicándose vía telefónica a lo largo de la mañana, ella le informaba si todo estaba bien, qué era lo que hacía su hijo y si estaba tranquilo.
Al redor de las 13:40 Fernando le marcó a su padre para preguntarle si había visto su cartera y dónde estaba su mochila, no las encontraba debido a que su padre las había escondido antes de salir para evitar que siguiera bebiendo.
Después de esa llamada el esposo de María le marcó para ver cómo estaba, pero ella ya no le respondió, quien contestó el teléfono fue Fernando para decirle que su madre no le podía contestar.
Él volvió poco después, pero una vez más fue Fernando quien le respondió, le dijo que había ocurrido algo horrible, “no me digas que la mataste”, le dijo a su hijo, “pues sí, la maté”, le respondió él.
Poco antes Fernando le había marcado a Amalia para pedirle que le consiguiera cloruro de potasio para suicidarse porque había matado a su mamá, ella inmediatamente le marcó a María para verificar que no le hubiera ocurrido nada, sin embargo quien le contestó fue Fernando quien le insistió, “mi mamá ya no está”. Fue entonces Amalia dio parte a las autoridades.
El cuerpo de María yacía en el piso, cerca de la entrada de su casa. El cuchillo empuñado por Fernando se incrustó desde la clavícula perforando la aorta y el pulmón, también tenía una herida en un dedo de la mano derecha, y lesiones la glándula mamaria izquierda, según el reporte pericial.
Las cámaras de seguridad del fraccionamiento la captaron tranquila, pasado el mediodía, tirando la basura, con su blusa blanca, pantalón negro, y chalecito rojo con que fue encontrada muerta un par de horas después.