En el mundo de la política la vida da muchas vueltas: los enemigos pueden en unos pocos minutos transformarse en amigos, y los amigos, convertirse en feroces enemigos.
Al menos en las apariencias: nunca se debe negar el saludo, el abrazo y el apretón de manos. Muchos menos una reunión privada. Son adversarios políticos: no groseros.
Hace unos meses Héctor Álvarez, un reputado panista jalisciense, juzgó a quienes se iban del PAN a apoyar a Enrique Alfaro de “Judas”. Unos verdaderos traidores a los ideales del blanquiazul.
Ayer, ese panista abandonó las filas del partido que defendió por muchos años y por el cual fue alcalde y diputado, para irse, cosas de la vida, al lugar donde habitan (según él) los “Judas”: a Movimiento Ciudadano.
En una conferencia de prensa, el ex alcalde de Zapotlanejo y ex diputado (ambos puestos conquistados bajo las siglas del PAN) anunció que se mudaba de ideología y de partido. Ya no más PAN: ahora sólo Movimiento Ciudadano.
Presumió que con él se iban los cuatros regidores del blanquiazul en el municipio de Zapotlajeno y, además, 400 adherentes. Es decir: una huida colectiva.
Héctor Álvarez no es cualquier panista. Es decir, no es un miembro del PAN de los de a pie. Es (o era) una figura visible del blanquiazul. Ocupó, durante el proceso electoral de 2012, la coordinación de la campaña electoral ni más ni menos que de Fernando Guzmán Pérez Peláez, el abandarado del PAN a la gubernatura de Jalisco (competidor, cosas de la vida, de Enrique Alfaro en dicha elección). Desde esa posición hizo todo lo posible y lo imposible para que los votos de Guzmán no se fueran a Enrique Alfaro.
En el encuentro con los medios, Álvarez no descartó buscar la alcaldía de Zapotlanejo bajo las siglas de Movimiento Ciudadano. Mencionó que formaría una asociación civil y que trabajaría de forma cercana con Alianza Ciudadana, la asociación política que encabeza Enrique Alfaro.
Las especulaciones de una salida de Héctor Álvarez del PAN no eran cosa nueva. Se intensificaron hace unos meses, cuando el ex candidato a la gubernatura de Jalisco, Enrique Alfaro, visitó el rancho de Álvarez en Zapotlanejo. En ese entonces se tomaron una foto. Ambos abrazados. Sonrientes.
