(19 de marzo, 2014).- Un amigo solía decir que era mejor tener mal sexo que no tener sexo en absoluto. No podría estar de acuerdo con eso. ¿Preferimos fingir que disfrutamos el sexo sin química, donde nuestra pareja no nos gusta demasiado, tal vez por razones narcisistas y psicológicas más que por proveernos de la energía sexual que nuestro cuerpo y mente necesitan? Es posible. Aunque el psicólogo Erin Fallis de la Universidad de Waterloo nos da algunas otras razones.
El estudio (aparecido en el último número de Sexual Behavior) sugiere que la percepción de satisfacción que tenemos de la otra persona no siempre es demasiado confiable. La verdad es que uno nunca termina de saber si lo que se le hace a la otra persona (así como lo que recibe de ella) es del todo placentero: debemos basarnos en nuestra intuición y conocimiento previo, pero en cuestiones de performance sexual, cada vez es como si fuera la primera.
Es por eso que la comunicación es esencial para tener buen sexo a largo plazo; el doctor Fallis parece estar de acuerdo, cuando afirma que de las 84 parejas heterosexuales que participaron en el estudio –midiendo el supuesto grado de satisfacción sexual de sus parejas y de sí mismos–, los mayores niveles de satisfacción se dieron entre parejas con buena comunicación sexual.
Nada sorprendente
Pero en las parejas donde la comunicación sexual no era buena, la calificación de percepción del otro y de ellos mismos no fue demasiado dispareja, debido a que las parejas sólo cuentan con las reacciones del otro para orientarse, es decir, para saber si están cumpliendo con las expectativas de satisfacción de sus parejas. En otras palabras: si finges un orgasmo, tu pareja pensará –y con razón– que estás satisfecho sexualmente con su desempeño.
Lo importante es la capacidad de conectarse emocionalmente con el otro. Es decir: aunque no tengas buenas habilidades de comunicación (y nos ocurre a menudo que no sabemos cómo pedir exactamente lo que deseamos), los gestos, insinuaciones y gemidos, en suma, el lenguaje no verbal, son el único indicador con el que cuenta la otra persona para satisfacerte.
Si tú y tu pareja sexual tienen buena comunicación durante el sexo, seguramente su satisfacción sexual será óptima: están dando y recibiendo lo que necesitan, porque se lo han hecho saber uno al otro. Pero si no tienes buena comunicación y finges un placer que no sientes, probablemente tu pareja no pueda leer tu mente para descifrar el tipo de estimulación que necesitas.
Como siempre, la comunicación sexual es una herramienta delicada pero sumamente útil que puede significar toda la diferencia en un encuentro –incluso casual–, además de ser indispensable cuando se pretende tener una relación sentimental o sexual a largo plazo.