Por Juan Espinoza Madrid
Resulta inaudito como el pragmatismo y la desesperación por sostener a Carlos Herrera en la carrera a la gubernatura, provocó que el PRD y el gobierno del Estado estén entregando candidaturas al PRI y al PAN, ello sin importar el pasado de suma confrontación con esos partidos, y no hablaré de los agravios en el país, me limitaré a Morelia.
Los perredistas morelianos de hace varias décadas, los que siempre han dado la batalla electoral, (no los neoperredistas, por citar algunos neos: Alberto Frutís o Nilton Valladares), no están de acuerdo en la determinación de que fuese Alfonso Martínez Alcázar el candidato del PRD a la alcaldía de Morelia.
Durante los procesos electorales del 2004, 2006, 2007, 2009, 2011 y 2015, los panistas Salvador López Orduña, Alfonso Martínez Alcázar, Antonio Plaza Urbina, Luisa María Calderón, entre otros, fueron no solamente adversarios políticos de los perredistas, sino que veían a estos últimos como enemigos, a tal grado que los azules ordenaban golpear, usaron a la FEPADE para detener gente, entre otras más tropelías.
Tan solo en la administración de Alfonso Martínez como alcalde capitalino, la confrontación con los perredistas y con el propio gobierno del Estado era pan de cada día; la necedad de Poncho por no sumarse al Mando Único, provocó serios dimes y diretes con el gobernador, a lo que debe añadirse las denuncias de corrupción durante la administración “independiente”, que no son pocas.
A lo anterior, hay que sumarle la falta de identidad ideológica. Alcázar es reaccionario, próvida, está a favor de la privatización de la educación, votó a favor de la reforma energética, ha querido tipificar el grafiti como delito de oficio (tendría a las feministas en la cárcel), sus posturas son en contra de los derechos humanos, en resumen, es todo lo contrario al perredismo que ha luchado desde los años noventas en Morelia.
El PRD acaba de perder la dignidad, dejo de ser lo que era, ahora lleva candidatos de ultraderecha, y todo por querer levantar a un candidato al gobierno del Estado que no termina de cuajar. Esa decisión provocará que en Morelia se les abra un hueco importante, los perredistas racionales ideológicamente que les quedaban en la capital, se les van a ir, Alfonso sólo tendrá el apoyo de lo poco que representan los neoperredistas.
