Sarai Díaz / @Sarai3_0
Morelia, Michoacán.-El conflicto entre comunidades indígenas de la Meseta Purépecha continúa vigente, hasta la fecha las autoridades estatales que encabeza el gobernador Salvador Jara Guerrero ha ignorado la problemática, a decir de los comuneros indígenas porque el mandatario michoacano no está a la altura de resolver los problemas de pobreza en la región.
La disputa entre las comunidades de Sevina y Comachuén se originó desde hace 50 años, cuando los talamontes pusieron la mira en los bosques de la región, primero para sacar madera para la producción de palos de escoba, sin embargo con el paso del tiempo el saqueo de producto incrementó hasta acabar con 500 hectáreas de bosque.
En la actualidad comuneros de ambas poblaciones se acusan de acabar con el área boscosa de la región, los problemas son incontrolables, porque el crimen organizado está involucrado y cuenta con el apoyo de las autoridades municipales y estatales, quienes a la fecha no han brindado el apoyo necesario para acabar con la pugna, por lo que han alertado que los conflictos podrían extenderse en más regiones.
Los comuneros de Sevina acusan a los de Comachuén de acabar con sus bosques, “andan armados, drogados y borrachos, y se siguen robando la madera. Eso ya desde hace medio siglo”, afirmó uno de los pobladores de 70 años, que se encuentra en guardia en una de las barricadas, en entrevista con Michoacán TresPuntoCero el pasado 23 de enero. Léase la nota
Por su parte los de Comachuén han declarado que no sólo en esta población existen talamontes, sino también en otras comunidades cercanas incluida Sevina, “curiosamente la comunidad afectada (Sevina), recientemente vendió entre noviembre y diciembre del año pasado, gran parte de sus bosques a aserraderos externos, y ellos mismos fueron quienes lo sacaron en grandes cantidades e incluso con tráilers”, acusaron.
Se reaviva el conflicto
El pasado 17 de enero de este año, los comuneros de Sevina retuvieron camiones cargados con madera que provenían de la comunidad vecina de Comachuén, resultado del robo de madera en sus bosques, razón por la que los sevinenses instalaron barricadas en su territorio, además destrozaron un tramo de la carretera para impedir que los comachuenses pudieran circular.
Desde entonces los oriundos de Comachuén tienen que trasladarse por otros caminos para dirigirse a la cabecera municipal de Nahuatzen o Morelia, convirtiendo su trayecto una hora más largo de lo normal. Como respuesta los indígenas de esta comunidad levantaron un bloqueo carretero en la entrada principal al municipio de Nahuatzen el pasado 2 de marzo.
En un comunicado que firma el Grupo Interdisciplinario Carasqua ca Patzaqua, señalaron que están consientes de que es un problema complejo y enfatizaron que el grupo de taladores es responsable de los daños, sin embargo, reiteraron que los problemas son raíz por la falta de trabajo, oportunidades, y políticas de desarrollo económico y social.
Pidieron que se deje el libre tránsito, pues no todos los pobladores de Comachuén se dedican a la tala clandestina, “apelamos a la buena voluntad de la comunidad de Sevina, ha revalorar nuestras normas de hermandad, respeto y convivencia, así como también unimos nuestras voces a sus justos reclamos”, señalaron.
También demandaron al gobierno del estado, a sus instituciones, al Congreso del Estado y al gobierno municipal, la atención inmediata con proyectos de desarrollo sustentable en el orden económico, social, cultural y educativo. Proyectos que resuelvan de fondo la problemática de la tala inmoderada de los bosques como otros factores de pobreza.
Salvador Jara Guerrero y su gabinete no ha emitido ningún pronunciamiento alguno ante la problemática que renació hace más de un mes y medio, una comitiva encabezada por el secretario de Gobierno, Jaime Esparza, se reunió con los sevinenses el pasado 23 de enero pero sin soluciones satisfactorias para los comuneros, por lo que los conflictos aún persisten.
Especialistas en recursos naturales han alertado que un 65 por ciento de la población indígena en extrema pobreza se dedica a la tala clandestina, el dinero que reciben por trabajar como peones en el campo a talar un árbol es hasta 10 veces más grande, por un día de trabajo un indígena gana de 100 a 200 pesos, mientras que por el corte de un pino se les paga de 700 a 1300 pesos.
Léase también: Salvador Jara no está a la altura para resolver conflictos sociales: indígenas y Al Gobierno del estado no le importan los conflictos por la madera en la Meseta: Comachuén
