Por: Gabriel Villalba Pérez
Abogado, escritor, periodista, militante de la Generación Evo y conductor del programa de radio y televisión “Sangre Combativa”.
Twitter: @GaboVillalbaP
Este año, 2017, se cumplen 11 años del proceso revolucionario más radical de Latinoamérica en la historia contemporánea, la Revolución Democrática y Cultural. Hace 11 años empezaría un niño a cursar primero de primaria con Evo Morales de presidente, y este año, el mismo niño hecho joven, estaría cursando la promoción de su colegio con el mismo presidente reconocido a nivel internacional como un icono de las luchas sociales por la liberación de los pueblos. Además, durante toda su vida escolar, ese niño, ahora joven, habría gozado de la seguridad financiera otorgada por el Bono Juancito Pinto, esfuerzo estatal para evitar su deserción escolar. Y de ser un bachiller destacado premiado con 1.000 Bs. para empezar otra etapa de la vida fuera de su Unidad Educativa Modelo, construida gracias a la redistribución de la renta gasífera proveniente de la nacionalización de los hidrocarburos. El mismo joven estaría dejando su laptop proporcionada por la empresa estatal Quipus para que ese mismo equipo seaaprovechado por otro joven de pre promoción.
Imaginemos a ese joven;al único padre de la patria, presidente, que conoció fue a Evo, y para este joven quizá todo lo que tiene y conoce como Patria es algo natural. Naturalizó el acceso al agua como un derecho humano fundamental, que el gas y todos sus recursos naturales le pertenezca al Estado y no a las transnacionales, naturalizó las políticas económicas soberanas de su país convertidas en ejemplos a ser replicados por otros países, naturalizó la plurinacionalidad, los teleféricos, el auge económico que le permite comprarse lo que quiere y acceder a lugares que antes no podía;naturalizó que le vaya tan bien en cualquier emprendimiento al margen de su esfuerzo por las condiciones materiales que se generaron en estos 11 años, que pueda comunicarse con todos sus familiares y amigos vía telefónica de forma indistinta en el campo o ciudad utilizando la telefonía de Entel, que en cualquier parte del mundo reconozcan a Bolivia por sus grandes avances, que su país tenga su propio satélite, que el mundo estudie los nuevos paradigmas civilizatorios de nuestra Constitución Política del Estado, que la Madre Tierra sea un sujeto de derechos y no una mera mercancía, naturalizó que el próximo ciclo tecnológico; el ciclo del litio; lo determine nuestro país detentando la mayor reserva de litio del mundo y lo haga de forma soberana con socios y no patrones.
Probablemente muchos de estos logros concebidos como naturales para ese joven, hayan sido los sueños de sus abuelos y padres, no los suyos. Probablemente poco o nada les interese la imagen internacional de Bolivia y del presidente Evo. Probablemente piensen que todo lo que tienen se debe a su esfuerzo y nada más, que tienen lo que merecen. Ciertamente el mayor regalo que podemos darle a nuestra Patria en sus 192 años es seguir soñando en una Bolivia más inclusiva, grande, soberana, digna, pero defendiendo vehementemente lo conquistado hasta ahora, no vaya a pasar como en Argentina que se dejaron engañar por falsas promesas reinstaurando el neoliberalismo con consecuencias fatales.
Debemos regalarle a la patria nuestra formación, nuestro conocimiento y estudio de los sueños de nuestros abuelos y padres hoy hechos realidad. Ya que estos son producto de una larga lucha de acumulación revolucionaria,todo lo que tenemos no cayó del cielo. Deviene de la lucha y voluntad política de hombres y mujeres movidos por un profundo sentimiento de amor a su país. Al igual que el Che Guevara cada uno de nosotros debe regir sus acciones por un profundo sentimiento de amor. Y como dice Residente: “el que no quiere a su Patria no quiere a su madre”. Es un orgullo vivir en esta tierra bendita y hoy más que nunca en una Bolivia que decidió dejar de lado un sistema republicano estratificado racialmente, con un presidente que es la propia identidad del boliviano, de sangre india como todos los bolivianos, popular, futbolero, sincero y trabajador. Que viva Bolivia digna y soberana… con su Litoral!