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La primera relación sexual que tenemos en nuestra vida nos ofrece un abanico de descubrimientos relativos al sexo que nos servirán para las futuras relaciones que tengamos. Pero, ¿influye la forma en la que recordemos nuestra primera vez -positiva o negativa- en nuestras siguientes relaciones sexuales?
Según un reciente estudio desarrollado por el departamento de Psicología de la Facultad de Medicina de Dunedin, en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) así es. Tener una experiencia emocionalmente negativa en la primera vez que tenemos sexo con alguien puede provocar disfunciones en este ámbito.
Tener una experiencia sexual negativa en nuestra primera vez está relacionada directamente con nuestras expectativas. Elevarlas en exceso puede conllevar consecuencias que afecten a nuestra respuesta sexual y por tanto, a nuestra satisfacción en el sexo. La inseguridad, las frustraciones, los miedos o la ansiedad generados por esta primera mala experiencia (“no he dado la talla”, “esperaba algo más”, “no he conseguido que mi pareja llegue al orgasmo”, “he sentido dolor”…) pueden perjudicar tanto al orgasmo, al deseo sexual o incluso a la simple excitación.
Ver la relación sexual vivida como algo decepcionante puede acabar generando disfunciones sexuales conocidas como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil (en los hombres), el vaginisimo o la anorgasmia (en las mujeres).
¿Influye en este condicionamiento la edad a la que tenemos nuestra primera relación sexual? Según el estudio este no es un factor determinante, pero sí que lo son el contexto y el lugar (por ejemplo un lugar falto de intimidad) en el que se viva ese encuentro sexual.