Derechos Humanos


Una guerra estúpida o el mayor de los pleonasmos

Son graves los retumbos con que hoy se hace sentir el latido alarmante de las sociedades. Por más que sociedades entretenidas con teleteatro, son sociedades desasosegadas, vilipendiadas y usadas, violentadas en sus derechos más elementales, engañadas, asesinadas, olvidadas y burladas, aún en situación de desastre, y eso es grave.

Es grave que un homicidio, ya sea el de un alcalde, un diputado, un periodista, un mando policíaco o un ciudadano común, seres humanos al fin de cuentas, se vaya convirtiendo en un muerto más que a nadie importa.

Sin llegar a condenar el acto en sí (que merece una enérgica condena, por supuesto; más ahora que un pronunciamiento en este sentido, por burdo y risible que nos suene, es oro molido para encontrar posicionamiento político), en el caso del asesinato de Stalin Sánchez González, presidente municipal de un municipio de la Meseta, más allá de la trayectoria del ahora alcalde asesinado o de que toda o una parte de la población se vuelque en un desgarramiento generalizado de sus vestiduras, porque la muerte de un militante del partido tal representa ahora un mártir por el que habrá que indignarse y llorar para justificar cualquier lucha, etcétera, la dinámica social con que ahora mismo late esta sociedad está adquiriendo niveles preocupantes en serio.

No hay esperanza, por mínima que fuera, para que el cinismo y avidez con que una persona que busca los espacios de poder para sí mismo y para sus amigos deje de traslucir actitudes sociales para saber que no tienen prioridades como las lo que dicen tener, y eso también es grave porque si no, sería como ver el temblor y no hincarse… o ver el temblor y robarse la ayuda humanitaria.

Urge un pensamiento crítico, un poco más allá de las lamentaciones por lo lamentable. Uno de los poetas indígenas más reconocido (lo llamaré Daniel), subraya la indiferencia que los gobernantes han ido ganándose en términos de confianza, y especifica que “no puede haber esclarecimiento” (al referirse a las declaraciones del gobernador en torno a que los culpables serán investigados y llevados ante la justicia), pues, sobre lo ocurrido en Paracho, “al gobierno le queda suficientemente claro lo que no va a buscar”.

El escritor asegura que el asesinato del alcalde de Paracho, aunque no se conoce muy bien el contexto que provocó el atentado, “sí nos afecta, por lo menos desde lo geográfico”, pues es un hecho que “ocurre en nuestro territorio y nos alerta; hay una especie de mensaje” para aquellos que eventualmente “quisieran lanzarse como candidatos”, acotó.

A pregunta específica sobre qué medidas debe tomar la gente de las comunidades, de cara a las elecciones en 2018, el también promotor cultural p’urhepecha explicó que como comunidad tenemos sólo un camino: “organizarnos y acompañar a aquel candidato indígena que reúna al menos tres características: posibilidades de ganar, capacidad (talento) y honestidad”. Dijo además que “no debemos confiar en los partidos que se han perdido nuestra confianza”, pero tampoco en los candidatos independientes, pues éstos no son otra cosa que candidatos despechados, en alusión a las divisiones al interior de partidos como el Acción Nacional.

Sobre eso no hay duda, siempre ha estado previsto que los delincuentes acabarán matándose entre ellos mismos figurada o literalmente; lo que preocupa es que las sociedades no olvidad que las guerras nunca la gana nadie, ni quienes las sufren ni quienes las perpetran.

9 octubre, 2017
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