Zenaida Pulido Lombera ya estaba en la mira, había recibido amenazas de las que notificó a otras activistas que como ella se han dedicado a la búsqueda de sus familiares desaparecidos. La búsqueda de su esposo la condujo a esa brecha sin retorno tan frecuente hoy día en México entre activistas sociales y defensores de derechos humanos.
Hoy Zenaida está muerta y su familia ha dejado el lugar donde vivía, salió desplazada por el miedo y la posibilidad de sufrir la misma suerte.
Temprano este miércoles tres compañeras suyas marchan por la avenida principal de Morelia para recordarla y exigir justicia, el valor no alcanzó al resto, el miedo es fuerte cuando la muerte espera en la puerta.
Otras compañeras más, se dan cita un par de horas después frente a la puerta principal de Palacio de Gobierno, ahí colocan mantones y bordan la memoria de Zenaida en telas blancas con las letras de su nombre.
Aunque participaba como activista con las organizaciones de familiares de personas desaparecidas –debido a que su primer esposo es víctima de este delito y está desaparecido- Zenaida prefería mantener un bajo perfil buscando evitar riesgos.
Pero las previsiones no le valieron, y tras la visita en mayo pasado a Caleta de Campos –en el municipio de Lázaro Cárdenas- de la V Caravana “Buscando encontraremos”, las amenazas se agravaron hasta que finalmente fue asesinada a balazos el pasado viernes 19 de julio en el municipio de Aquila, sobre la carretera federal Lázaro Cárdenas-Tecomán, en el tramo carretero Pichilinguillo-Maruata según el reporte de la Fiscalía General del Estado.
“Del esposo de Zenaida no recuerdo su nombre, ella a él siempre lo buscaba”, señala Evangelina Contreras Ceja, activista sobre quien pesan también amenazas de muerte, “cuando hicimos la Caravana ella estuvo en la logística con bajo perfil por el lugar en el que vive, que no hay cobertura, es un lugar muy malo”.
En la V Caravana Zenaida y su hermana Lucinda preparaban los alimentos y daban de comer a los integrantes de las organizaciones de familiares de víctimas de desaparecidos.
Luego de los trabajos de búsqueda y de encontrar restos en un predio propiedad de Yadira Betancourt, ésta junto con Zenaida y su hermana Lucinda, así como Amador Valencia empezaron a recibir amenazas. Ninguno de ellos se encuentra ya en el lugar.
“Una amenaza decía que los iban a matar, directamente, no decían el motivo, pero es claro que el problema fue por la V Caravana y los trabajos que se hicieron”, apunta Evangelina quien forma parte de la organización “¿Dónde están los desaparecidos?”.
-¿Por qué en ese predio realizaron la búsqueda?
“A la señora Yadira cuando estuvo el crimen organizado operando allá, la despojaron del predio y tuvieron que salirse, les robaron el ganado y todo, entonces ella se había retirado de ese lugar de Tizupa, ya luego regresó cuando entraron los autodefensas y les regresaron sus predios. Cuando ellos entran a los a su propiedad encuentran la fosa y le avisan a Amador Valencia, él fue el que le reportó a Gobierno dónde estaba la fosa y hoy casualmente son las personas que están amenazadas”.
La determinación de la Fiscalía General del Estado para no reconocer el carácter de activista de Zenaida, a decir de Mercedes Ruiz González –integrante de la organización “Familiares Caminando por la Justicia”- es para omitir su condición, negar las medidas de seguridad necesarias a sus familiares y no reconocer que su activismo la hacía un sujeto más vulnerable a agresiones.
“El asesinato de Zenaida corrobora una vez más que estamos en la mira, hay amenazas en contra de más compañeras, sobre todo las que se quedaron allá, por eso estamos visibilizando el día de hoy este repudio por el asesinato de Zenaida y exigimos que haya medidas de protección para el resto de las compañeras, tanto de las que se encuentran allá como de las que estamos acá”.
Claudia Ramírez de “¿Dónde están los desaparecidos?”, recuerda cómo durante los trabajos de la V Caravana en Caleta de Campos estuvieron siempre vigilados por hombres armados de los que todos estaban conscientes que pertenecían al crimen organizado.
“Esas personas marcharon con nosotros, nos tomaron fotos, Zenaida desde hace 17 años tenía desaparecido a su esposo, ya se había vuelto a casar y su nuevo marido tiene un hijo y más familiares desaparecidos.
“La gente por miedo se va yendo de esos lugares, ¡imagínense cómo están las cosas!, ahí en Pichilinguillo hay como unas 20 familias desplazadas, se han tenido que ir, no hay ninguna garantía de seguridad para nadie”.
Luego del paso de la V Caravana, a Zenaida además de las amenazas la empezaron a acosar con camionetas que la seguían, “ella me mandaba las fotos, hace un mes me envió una que la andaba intimidando mucho de parte del crimen organizado, entonces me dijo, no pases los mensajes o solamente a un sacerdote porque tengo mucho temor”, recuerda Evangelina.
Tras el asesinato de Zenaida las organizaciones presionaron a las autoridades para que se otorgara seguridad a sus familiares, “ellos me mandaron un mensaje diciéndome que estaban rodeados ya por el crimen organizado, por lo que les decíamos a las autoridades que qué pasaba.
“Se quedan incomunicados por completo casi tres días, y decíamos ¿qué pasa?, una persona que hace cobertura en Lázaro Cárdenas de las organizaciones nos dijo, yo voy a ver qué está pasando, él nos comunica que las personas ya no están, que ya de la familia de Zenaida no hay nadie y que él encontró las casas solas, algunas vacas saliéndose a la carretera, pero estaba todo solo”.
-La Fiscalía omite señalar que hubo amenazas previas contra Zenaida, y argumenta que el móvil es la disputa de un predio…
“Ellos hablan del pleito de este terreno, pero en las amenazas jamás se hace alusión a ese predio, fue después de la Caravana cuando se dieron las amenazas…”
-Es decir, el asesinato fue por su activismo…
“Si, fue por su activismo y la búsqueda de desaparecidos, nosotros regresamos después de la V Caravana pero ella se quedó allá porque ahí vive y siguió adelante; fue a ver dos puntos donde hay unas fosas y me comentó que en esos lugares había que buscar, que para noviembre nos organizáramos para hacer una brigada de unos cinco días y así extraer lo que está en estas fosas.
“Ella seguía activa trabajando y por eso la asesinaron; desde el 2017 en que anduvimos en algunas fosas las amenazas contra nosotros fueron muy fuertes, hasta nos dijeron que nos iban a culpar de que habíamos dejado esos cuerpos ahí, por lo que ya no seguimos buscando y nos trajimos sólo el que estaba en la superficie”.
En cuanto a la postura asumida por la Fiscalía estatal recalca: “ellos nunca nos van a reconocer, van a decir que todas las personas que están amenazadas es por ese pleito del predio que sacaron, porque no quieren investigar, no quieren reconocer que están acabando a los que somos activistas y defensores de derechos humanos”.