Morelia, Michoacán.- Madres y familiares de personas desaparecidas marcharon este 10 de mayo en la ciudad de Morelia para exigir un alto a las desapariciones forzadas y la aparición con vida de las víctimas.
El contingente integrado en su mayoría por integrantes del Comité de Familiares de Personas Detenidas Desaparecidas en México, COFADDEM “Alzando Voces”, partió de la Unidad Deportiva «Venustiano Carranza» con rumbo a la XXI Zona Militar, donde exigieron al Estado Mexicano que cesen las desapariciones cometidas por fuerzas de seguridad municipales, estatales y federales.
En el caso de Michoacán, destacaron que la mayoría de los casos se registran en las zonas limítrofes de la entidad.
«Tenemos entendido que todo lo que colinda con Jalisco y Colima, los números han sido bastantes amplios, pero no tanto los números porque sería incongruente respecto a lo que acabo de mencionar, pero las historias de vida que nos han compartido las compañeras en algunos encuentros que hemos tenido, ejemplifica cómo ha ido la violencia perfeccionando sus modos de generar terror, en este caso la desaparición, sin duda», señaló Dora Jaimes, Vocera de COFADDEM.
Expuso que, de los 32 casos documentados a los que el COFADDEM da seguimiento, ninguno se ha resuelto ni han sido localizadas las víctimas, por lo que consideró que los protocolos de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE) no han funcionado.
Un ejemplo de ello, es el caso de María Elena Barajas Mejía, quien busca a su hijo Pedro Jiménez Barajas, desaparecido el 15 de junio de 2011, en Morelia.
A 13 años de la desaparición de su hijo, la mujer de avanzada edad y salud deteriorada no cuenta ni siquiera con una carpeta de investigación por la denuncia que presentó hace 13 años, pues hace 8 años el expediente “se mojó” y se estropeó por completo durante un cambio de oficina de la FGE, por lo que su caso quedó en el olvido de las autoridades, asegura.
Las manifestantes que desde hace 13 años realizan movilizaciones los días 10 de mayo, lamentaron que a lo largo de más de una década de lucha, muchas de las madres enfermaron y perdieron la vida entre la angustia y la incertidumbre, sin saber el paradero de sus hijos.
