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Desvelarte daña más de lo que crees tu salud

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El trabajo por turnos, hasta altas horas de la noche, o llegar hasta la madrugada mirando tu tableta o teléfono celular, puede estarte haciendo más daño de lo que creas. Eso es porque el reloj interno del cuerpo se establece por dos períodos de 12 horas de luz y oscuridad y cuando este ritmo es afectado, también se afecta el sistema inmunológico.  La razón, recien descubierta, es que los genes que marcan el reloj del cuerpo están íntimamente ligados a ciertas células de tu sistema de defensa.

El hallazgo fue considerado “un feliz accidente», dijo Lora Hooper, inmunóloga de la Universidad de Texas aScienceNews. Ella y sus colegas estaban estudiando la NFIL3, una proteína que guía el desarrollo de ciertas células inmunes y gracias a ésta podemos desarrollar actividades. El gen para esta proteína se encuentra mutado en algunos pacientes humanos con enfermedad inflamatoria del intestino, y los ratones que carecen del gen de NFIL3, tenían más células TH17 en sus intestinos.

Estas células son un tipo de célula inmune conocida como una célula T. Reciben su nombre de una señal que producen, llamada interleuquina 17, que le dice a otras células T que aumenten su respuesta inmune. En números normales, las células TH17, que viven en el intestino, ayudan al cuerpo a combatir las infecciones bacterianas y fúngicas. Pero cuando hay demasiadas, la defensa inmune comienza a causar una enfermedad en lugar de prevenirla. El equipo llegó a la conclusión de que la ausencia de la proteína NFIL3, conduce a la actividad fuera de control TH17.

En este punto, los investigadores no tenían ninguna razón para sospechar de una conexión con el reloj biológico de nuestro cuerpo conocido como nuestro “reloj circadiano”, el cual responde a ciclos diarios de luz y oscuridad. Pero a medida que continuaron explorando la conexión entre las células TH17 y la proteína NFIL3, encontraron que algunas de las proteínas producidas por los «genes reloj» del cuerpo se adhieren a los genes de NFIL3.

Los investigadores manipularon las células de los ratones para que produjeran menos células TH17 y conjeturaron que una proteína clave en la red de reloj se uniera al gen NFIL3 para mantener la producción de las células TH17 sincronizadas con los períodos de luz y oscuridad. Con ello, encontraron que los ratones normales producen menos NFIL3, y por tanto más células TH17 células durante el día que durante la noche.

En un último experimento, los investigadores cambiaron los ciclos de luz y oscuridad de los roedores, 6 horas cada 4 días. «Sería como volar desde los EE.UU. a Europa , India y Japón y pasar 4 días en cada país», explicó.

Los ratones con ciclos de luz alterados producían casi el doble de las células TH17 en el bazo y los intestinos, en comparación con los ratones que tienen un día normal. También mostraron una respuesta inflamatoria e irritación de una sustancia química, lo que hizo a los animales más propensos a la enfermedad inflamatoria.

El hallazgo se suma a una investigación que demuestra que hay un patrón saludable en el dormir y el despertar de acuerdo a la luz y oscuridad del día, y es esencial para mantener el sistema inmune en equilibrio.

Hooper señaló que la inflamación es la base de muchas enfermedades crónicas, como las enfermedades del corazón, asma, dolor crónico y muchas cosas que terminan en «itis», como bursitis y dermatitis. Las condiciones inflamatorias son más frecuentes en los países desarrollados, donde los ritmos circadianos de las personas se alteran crónicamente.

El inmunólogo Dan Littman de la Universidad de Nueva York consideró que los resultados en células cultivadas son convincentes. Advirtió, sin embargo, que el camino perfectamente definido de genes del reloj a la supresión de TH17 podría no ser tan ordenado en un animal vivo. Las hormonas del estrés, las bacterias intestinales, y las acciones de otros tipos de células T también pueden ser responsables de los efectos del desfase del horario experimental.

Littman también señaló que el aumento de la inflamación en los animales fue una respuesta a una irritación química inducida y se necesita más investigación para probar un vínculo con la enfermedad inflamatoria o autoinmune.

Hooper tiene la esperanza de colaborar con otros investigadores para determinar si las células TH17 se incrementan en los seres humanos con los ciclos de luz crónicamente alterados. Por ahora, se tratara de mantener sus propios patrones de sueño más alineados con la naturaleza, empezando por limitar la exposición a la luz artificial por la noche.

Su consejo es “Apaga las luces, cierra las cortinas y mantén tu iPhone apagado».

27 abril, 2014
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