Especial fotográfico


“Silencio… se escucha algo”. Así trabajan la Kuaricha en Pichataro; Policía comunal en defensa del territorio

Es el momento del cambio de turno y pase de lista, es temprano y en la plaza principal se encuentra la base de la Kuaricha y las oficinas del Consejo de autogobierno y ahí, se reúnen los elementos que estarán a cargo de la seguridad de Pichátaro durante ese día.

Este pueblo en la meseta Purépecha, es pionero en el modelo de autogobierno con el presupuesto directo aplicado legalmente. Oficialmente pertenece al municipio de Tingambato, pero esta forma de gobierno los emancipa casi totalmente.

Los Kuaris, son la policía comunitaria conformada por personas de la misma localidad, que generan confianza entre los pobladores y que se encuentran en el organigrama institucional, también hay elementos que son adscritos a Guardia civil de la Secretaría de Seguridad Publica en Michoacán.

Uno de los equipos, aborda una patrulla y se dirige a realizar rondines, visitan los 7 barrios con siete capillas, las personas lo miran y sienten la confianza de la seguridad; es una mañana despejada ya que por la noche llovió “a cantaros”.

Después de vigilar las entradas y salidas y patrullar la comunidad, se dirigen a los linderos, “allá arriba” en el bosque. Los Kuaris pasan a comprar pan y cemitas, después, intentan subir por una brecha, pero es imposible hacerlo en la camioneta, el lodo y la cantidad de agua que bajó no permite subir y la camioneta sufre un atasco; entre todos la liberan y es momento de seguir a pie.

El conocimiento del bosque y del territorio es básico y se nota, caminan entre veredas invisibles donde cualquier persona ajena se perdería; el bosque es verde y llenó de vida, algunos recolectan algunos hongos para comer después: “saben como a carne al pastor” dicen, mientras lo saborean.

Transcurre la caminata por ese lugar y se mueven a otro lindero de más fácil acceso, es un bosque con pinos casi centenarios: gruesos, grandes y gigantes. De repente, las risas del camino y la plática se termina: “Shhh, silencio… un perro, se escucha algo”.

Se dividen en dos grupos y los más jóvenes suben, al cuestionar sobre que pasa, uno dice que cuando ladra un perro en el bosque es porque hay talamontes cerca que están trabajando. Con un sonido casi invisibles de guía, los Kuaris suben y tratan de rastrear sin éxito. O fue una falsa alarma o los talamontes se fueron al descubrirlos.

Al final, se “peina” el bosque para terminar el rondín diario, en ese trayecto se encuentran con árboles talados, pero no actuales; grandes troncos que se comienzan a «mimetizar» en el ambiente. También, restos de ganado que durante la sequía se perdió y murió en el lugar.

El trabajo no termina, se regresan a la base para desayunar-comer, en el camino se encuentran con problemas del “fuero común” que no atentan contra la integridad ni el territorio de la comunidad, sin embargo, lo atienden también.

MÁS FOTOS:

[revo_gallery]

30 agosto, 2024
Notas Relacionadas
Ver más
Ir a todas las notas
×

×