Mike, joven estudiante de Derecho, no pudo ganarle la batalla al cáncer, pero en su paso por este mundo ganó cientos de amistades a las que dejó una gran lección de vida: hay que luchar hasta el último aliento por lo que uno sueña.
Miguel Ángel Pérez Padilla, era originario de Ciudad Hidalgo, tenía 25 años y cursaba el séptimo semestre de la Licenciatura en Derecho de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
En junio de 2023, Mike, como era conocido entre sus amigos y profesores, fue diagnosticado con un sarcoma de tejidos blandos en la ingle.
Para afrontar los altos costos de esta enfermedad y sus estudios, el joven universitario solicitó permiso para instalar un pequeño puesto de dulces, frituras y refrescos al interior de la Facultad de Derecho. Con sus ganancias, Mike también ayudaba a su padre, un hombre viudo de avanzada edad que hoy, se encuentra destrozado ante la ausencia de su hijo.
“Siempre fue muy luchón, tuvo varias recaídas pero siempre se levantaba, seguía adelante y no se rendía. Últimamente la enfermedad lo venció y ya no se pudo hacer nada”, contó, entre lágrimas, su padre, Don Migue Ángel Pérez García.
Tras un año y medio de tratamiento y 31 quimioterapias, el joven Miguel Ángel perdió la vida el pasado miércoles; hasta la última semana, el estudiante continuaba con sus clases y sus ilusiones de ser un profesionista.
Hace 9 meses, Revolución 3.0 platicó con el estudiante de Derecho sobre sus sueños y su fortaleza para salir adelante. Entonces contó que su mayor impulso en la vida era el recuerdo de su fallecida madre, quien también perdió la vida a consecuencia de un tumor cancerígeno.
“Mi mamá me impulsa, ella quería que fuéramos los mejores en lo que estudiáramos, falleció hace un año pero ella es mi motor para salir adelante. Mi sueño es entrar a la Fiscalía a trabajar para ayudar a las personas y más que nada a las mujeres, por todo eso de los feminicidios, hacer un esfuerzo para combatirlos”, compartió Mike, en enero de 2024.
El aspirante a Licenciado en Derecho no tuvo el tiempo suficiente para lograr la meta de ser abogado y también estar a cargo de la cafetería en su facultad (otro de sus planes), pero dejó una huella imborrable en su padre, sus dos hermanos y sus incontables amigos.
“Era una persona muy querida por todo el que lo conocía. Nos dejó un mensaje de que no se rindan, que le echen ganas, que no se dejen caer por nada. Antes de morir solo me decía que me quería mucho y me abrazaba, yo le daba su beso y él me lo regresaba”, dijo Don Miguel Ángel.
Su padre confía en que ahora, Mike y su madre ya están juntos, orgullosos del amor y valentía con las que el joven luchó sin cansancio.
